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domingo, 23 de octubre de 2011

Narváez quedó como un NonAire

El púgil argentino viajó a tierras yanquis para llevar a cabo su gran sueño de disputar una pelea importante en uno de los templos del boxeo mundial. El sábado a la noche, su deseo se cumplió, tras enfrentar al filipino Nonito Donaire, campeón gallo OMB y CMB, en el Madison Square Garden, pero su actuación no fue la esperada y perdió por fallo unánime tras disputarse los 12 rounds correspondientes.

El chubutense, de gran trayectoria, llegó al enfrentamiento con  su gran solidez y seguridad demostrada a lo largo de su carrera, producto de una intachable  preparación durante toda su  carrera profesional, que le permitió reinar primero como mosca y luego como supermosca. Sin rivales en su actual categoría, supermosca, se arriesgó a subir unas libras más, para intentar arrebatarle los títulos gallo al asiático, quien está considerado el mejor del mundo debajo de los 60 kilos y cuenta con el apoyo de uno de los más grandes púgiles libra por libra, Manny “PacMan” Pacquiao.

El pleito comenzó igualado, con el campeón haciendo gala de su superioridad física (más alto y con un mayor alcance de brazos), usando reiteradas veces el potente jab izquierdo que tanto rédito le dio en sus últimas presentaciones. Pese a ello, Narváez no se achicó y mediante una gran defensa logró neutralizar la mayoría de las andanadas de golpes que proponía su rival, a través de la guardia alta y un impecable desplazamiento sobre el ring que le permitió hacer pasar de largo varias veces al filipino.

Conforme iban pasando los asaltos, lo que parecía una trabajada estrategia por parte del argentino se fue transformando en una tendencia, que se propagaría en el resto del combate.

En el cuarto round, Nonaire logró vulnerar la hasta entonces impenetrable defensa del patagónico y lo hizo pasar un gran susto que no llegaría a mayores. A partir de ese momento la pelea entro en un bache que generó la molestia en gran parte del público presente.

Con cada sonido de la campana, quienes estaban observando la velada sentían una cercana sensación a un deja vu, con la misma escena que se repetía una y otra vez.

El oriundo de Trelew cediendo el centro del ring, colocándose sobre las cuerdas, yendo tímidamente a buscar algo de protagonismo, con sus manos cubriéndole el rostro y descuidando  claramente su cuerpo, recurso que no supo aprovechar su contrincante.

Cuando culminaba el sexto asalto, las cámaras que transmitían el combate mostraron el rincón del patagónico donde el mismo expresó: -“tengo que levantar”,  en ese momento una pequeña luz de esperanza apareció, esperando un cambio radical en la estrategia, cambiando la postura expectante y  respetuosa por otra más insolente, agresiva, valerosa. Sin embargo, todo siguió igual. Desde la esquina del retador se escuchaba: -“Bien tapadito, bien tapadito”, y su discípulo acataba las ordenes.

Finalmente, tanta expectativa, tanta espera, tanta esperanza, culminó con la conformidad de no caer antes de los 12 rounds, terminar el combate de pie, aunque aportando muy poco a los espectadores, que esperaban una impactante presentación del filipino, que venía de hacer una gran pelea ante el mexicano Fernando Montiel derrotándolo en el segundo asalto por nocaut.

Las tarjetas vieron ganador por decisión unánime al actual monarca gallo de la OMB y CMB por 120-108, terminando así con el invicto del boxeador argentino de 36 años que tenía un record de 32 victorias y dos empates, a los que ahora les deberá sumar una derrota.

Triste final para este excelente deportista, quien espera sacar algo bueno de esta presentación en el principal mercado boxístico del mundo. ¿Habrá otra chance para el Huracán?



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