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miércoles, 8 de junio de 2011

Heiland, la verdadera nobleza gaucha

En tiempos  en que los ventajeros son los que ganan, los tramposos son los más alagados y los honestos son considerados amateurs o inocentes, un boxeador  proveniente de Rio Negro atreve a desafiar al que dirán y hace oídos sordos para obedecer a su corazón que le decía a gritos que lo que estaba pasando era injusto, levanta la mano de su rival al conocer la decisión de los jueces y reconoce ante su público que fue derrotado. Autentica nobleza gaucha.


En un verdadero acto de honestidad, agallas y respeto por el rival, el boxeador nacido en Pigüé Jorge Sebastián Heiland se olvidó por un instante de la ambición, de los intereses económicos que rodean el box, de la especulaciones y las presiones, cuando en la madrugada de ayer, en el Centro de Educación Física 83 de Pigüé, mientras se daba a conocer el fallo que lo daba como ganador de la pelea por decisión unánime ante el porteño Sergio Sanders, tomó el micrófono y confesó sentirse avergonzado por la decisión final, alegando que su rival había ganado claramente la pelea y que la decisión se debía a un fallo claramente localista.

Son muy pocos los casos similares registrados a lo largo de los años sobre todo en deportes como el boxeo en el que circulan grandes bolsas de dinero y sobran representantes, managers, publicidad y otros tipos de intereses económicos. Para encontrar más de tres casos parecidos habría que buscar en el fútbol, vóley, básquet, y quien sabe cuántos deportes con la esperanza de encontrar tamaña actitud de profesionalismo y honestidad.

Finalmente, pese a las declaraciones del local, el fallo de la pelea se mantuvo y Heiland fue el ganador, pero en esta ocasión no es el triunfo dentro de ring el que cuenta, esta vez se puede decir que venció al orgullo y la avaricia por nocaut.

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